jueves, 29 de mayo de 2008

PARQUES ECOLOGICOS / PARQUES NATURALES


Parques nacionales y reservas naturales, son territorios y masas de agua de titularidad pública y valor excepcional, que los gobiernos preservan para proteger ecosistemas, especies animales y vegetales amenazadas, parajes de gran interés paisajístico, formaciones geológicas o lugares de especial interés histórico o arqueológico.
Los parques nacionales se crean, en primer lugar, para disfrute público de unos entornos excepcionales donde los visitantes pueden admirar la vida salvaje y disfrutar de la naturaleza. En general, en estos territorios protegidos no se pueden desarrollar actividades cinegéticas, ganaderas, pastoriles, madereras o mineras, o en general todas aquéllas que supongan la explotación de los recursos naturales. Por su parte, algunos parques conmemoran acontecimientos históricos.
Las reservas nacionales, a veces llamadas reservas naturales o de la biosfera, se encuentran a menudo en las inmediaciones de los parques nacionales. Estos territorios se dedican fundamentalmente a la protección de las especies salvajes y a la investigación científica más que al disfrute público, y se convierten en “laboratorios vivientes” donde los científicos observan a los animales y las plantas en su hábitat natural. La caza, la pesca y la minería se permiten en muchas reservas de Estados Unidos, siempre que no dañen el entorno. En muchos otros países, estas actividades están prohibidas en las reservas.
El primer parque nacional de la historia, el Parque Nacional Yellowstone, fue fundado en 1872 para preservar 8.983 km2 de un bosque con condiciones geotérmicas únicas localizado en el oeste de Estados Unidos. Desde entonces, se han creado numerosos parques nacionales y reservas en todo el mundo. Muchos de ellos protegen zonas remotas y entornos naturales intactos, mientras que otros representan islas de naturaleza en medio de áreas densamente pobladas.
Los parques nacionales protegen una amplia gama de fauna y flora marítima y terrestre que va desde la tundra ártica hasta las sabanas tropicales. En el extremo noroccidental de Norteamérica, el Parque nacional Puertas del Ártico se extiende a lo largo de 30.448 km2 de tundra perteneciente al estado de Alaska y situada en su totalidad al norte del círculo polar ártico. En el interior del parque se encuentran la cordillera de Brooks, glaciares, quebradas árticas, torrentes e innumerables lagos. La vertiente meridional del parque está moteada de taiga (una formación boscosa de arbustos de hoja perenne), mientras que en el norte sólo se encuentra la rala vegetación de la tundra ártica. Por el parque deambulan enormes rebaños de caribúes.
En África, el Parque nacional Serengeti (Tanzania), de 14.763 km2, y la colindante Reserva nacional Masai Mara (Kenia), de 1.510 km2, fueron creados para proteger a las manadas de elefantes, gacelas, impalas y cebras existentes en los mismos. Las praderas de este ecosistema albergan éstas y otras especies numerosas de mamíferos, aves y reptiles. La Reserva nacional Masai Mara proporciona, además, pastos para los rebaños del pueblo masai en las épocas de extrema sequía.
El Parque nacional Tierra del Fuego, que se localiza en el sur de Argentina, alberga playas y bosques del extremo austral de Sudamérica. Sus 622 km2 están bañados por las aguas dulces del lago Fagnano al norte y las saladas del canal de Beagle al sur; en ellas se cobijan focas, morsas, avifauna costera y migratoria. Las montañas del interior del parque albergan renos, castores y conejos, que fueron introducidos por los primeros colonos europeos.
2 Los primeros parques naturales
Aunque se considera a Yellowstone como el primer parque nacional, no fue el primer territorio preservado por una ley federal en Estados Unidos. El presidente Abraham Lincoln firmó en 1864 una concesión por la que entregaba 3.079 km2 del valle del Yosemite al estado de California. El documento especificaba que ese territorio, hoy día Parque nacional Yosemite, debía ser preservado para público disfrute. Las expediciones subsiguientes al sector central de las montañas Rocosas impulsaron a los naturalistas a pedir una protección similar para el área de Yellowstone, en el noroeste de Wyoming, y en las regiones adyacentes de Montana y Idaho.
En la década de 1890 se declararon otros tres parques nacionales en Estados Unidos: el Parque nacional Yosemite (1890), dentro del ámbito montañoso de sierra Nevada; el Parque nacional de las Secuoyas (1890), también en California, que protege 1.628 km2 de gigantescas secuoyas en la vertiente occidental de sierra Nevada; y el Parque nacional del Monte Rainier (1899), que abarca 953 km2 en los que se hallan 26 grandes glaciares y antiquísimos bosques de abetos, dentro del ámbito de la cordillera de las Cascadas, en el estado de Washington. En 1916 el Congreso de Estados Unidos creó el Servicio de Parques Nacionales, un departamento del Departamento del Interior para atender al creciente número de parques nacionales.
A finales del siglo XIX el gobierno canadiense llevaba mucho tiempo preocupándose por el conservacionismo, creando grandes reservas naturales después del establecimiento del Dominio de Canadá por los británicos en 1867. La creación del parque de Yellowstone animó a la joven nación a crear su propio sistema de parques. En 1885 se estableció el Parque nacional de las Montañas Rocosas (en la actualidad, Parque nacional Banff) con 6.640 km2 de hábitat natural virgen en el oeste de la provincia de Alberta, donde tres obreros del Ferrocarril Canadiense del Pacífico habían descubierto fuentes termales naturales.
En 1911 Canadá aprobó una legislación que permitía el establecimiento de parques nacionales para beneficio y disfrute de los ciudadanos. La protección de los parques canadienses se acentuó en 1930 con la Ley de Parques Nacionales, que prohibía la explotación de los recursos naturales de los mismos. Una revisión de esta ley de 1988 hacía prevalecer la preservación del medio natural sobre los intereses turísticos.
La defensa de la naturaleza en México data del siglo XVI, cuando Moctezuma II, soberano del Imperio azteca, creó reservas botánicas y zoológicas. El primer parque nacional mexicano de los tiempos modernos se creó por decreto presidencial en 1917. Durante el mandato del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) se crearon 40 parques nacionales y 7 reservas. Entre ellos estaban el Parque nacional Palenque, que protege las ruinas de una antigua ciudad maya y las densas pluvisilvas tropicales que las rodean.
Los primeros parques nacionales argentinos datan de 1903, año en que se procedió a la donación de terrenos privados en el Altiplano andino al gobierno federal. Esta zona, que ahora se encuentra integrada dentro de los 7.500 km2 del Parque nacional Nahuel Huapi (1934), fue donada en el entendimiento de que se conservaría en su estado natural. En 1934 se creó el Servicio Argentino de Parques Nacionales, que en 1980 definió tres tipos de áreas protegidas: parques nacionales, monumentos nacionales y reservas nacionales.
Al contrario de lo que ocurrió en Norteamérica y Sudamérica, donde la creación de parques nacionales implicaba por lo general la preservación de grandes territorios de naturaleza salvaje, en Europa quedaban pocos reductos de tierra intacta a finales del siglo XIX. No obstante, la emergencia del conservacionismo en muchos países reflejaba la preocupación por la vida salvaje. En el Reino Unido, tanto el National Trust (1894) como el Consejo para la Preservación de la Inglaterra Rural (1926), se empeñaron en la recuperación de espacios naturales arrebatados por la expansión industrial y su repoblación. El conservacionismo recibió un impulso en Suecia con la creación de dos parques nacionales en 1909: el Parque nacional Abisko, con 78 km2, y el Parque nacional Peljekajse, con 153km2. A Suecia le siguió Suiza en 1914 con la creación del Parque nacional Suizo, que cubre un área de 168 km2. En 1918 España preservó una colección de valles, praderas, acantilados de caliza y terreno alpino de 155 km2 en el Parque nacional de Ordesa, meses después de la creación del Parque nacional de Covadonga (actual Parque nacional Picos de Europa).
Muchos países europeos utilizaron los parques nacionales para recuperar áreas devastadas por la industrialización y repoblar especies animales que estaban al borde de la extinción. Algunos íbices del Parque nacional del Gran Paraíso, creado en Italia en 1922 con una extensión de 700 km2, fueron transferidos a otros lugares del país para fundar nuevos rebaños. Suiza reintrodujo el lince en el Parque nacional Suizo para controlar las poblaciones de ciervo rojo. El crecimiento de los parques naturales sirvió igualmente para recuperar en muchos países europeos los bosques que habían dejado paso al paisaje industrial a principios del siglo XX.
La fauna salvaje africana ha sido cazada despiadadamente desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el XX. Hacia 1920 los cazadores de montería habían diezmado a poblaciones enteras y los colonos habían deforestado grandes extensiones de terreno. La antaño enorme manada de elefantes que vagabundeaba por El Cabo Oriental, una provincia suroriental de la República de Sudáfrica, fue reducida a 11 ejemplares. El antílope bontebok fue reducido a unos 30 ejemplares y también la cebra se enfrentaba a la extinción.
Sudáfrica tomó las primeras medidas para invertir esta tendencia creando varios parques y reservas. El Parque nacional de Elefantes Addo, fundado en 1931, alberga ahora a más de 200 ejemplares. Este parque, de 241 km2, cobija también búfalos de El Cabo, rinocerontes negros y 180 especies de aves. El Parque nacional Bontebok, cerca de la punta meriodional de Sudáfrica, es un santuario de 31 km2 para más de 300 antílopes bontebok y más de 470 especies vegetales. El Parque nacional Monte Cebra protege a 200 cebras de montaña, varias especies de antílopes y 200 de aves. En los 62 km2 del parque hay montañas, abruptos barrancos y numerosas especies de arbustos.
Las tierras federales protegidas en Kenia datan de 1940, año en que se fundó la Reserva nacional Marsabit. En el interior de los 360 km2 de las selvas y sabanas del parque vagan manadas de elefantes y de gran antílope kudu.
La mayoría de los safaris organizados actualmente en los parques y reservas nacionales de África son estrictamente turísticos. Sin embargo, la caza todavía juega un papel económico y medioambiental en el continente. Los safaris de caza guiados y acotados en reservas concretas, fuera de los límites de los parques nacionales, ayudan a controlar las poblaciones de animales que no están amenazadas de extinción.
3 Los parques nacionales desde la II Guerra Mundial
La estabilidad política, la recuperación económica, el progreso social y las nuevas ciencias medioambientales han influido en el desarrollo de los parques y reservas nacionales en todos los continentes tras la II Guerra Mundial. En Estados Unidos y Canadá, la prosperidad de la posguerra favoreció la extensión de los periodos vacacionales a un sector más amplio de la población. Cada vez más familias poseían un vehículo propio, así que los parques nacionales se convirtieron pronto en atractivos destinos.
Al reconstruir la devastada Europa, sus dirigentes políticos y sociales se dieron cuenta de la necesidad de preservar y restaurar las áreas naturales, a la vez que se buscaba la recuperación económica. Los llamamientos de los naturalistas a favor de la creación de nuevos parques nacionales que protegiesen la flora y la fauna recibieron el apoyo de la opinión pública y dieron resultados positivos.
Por su parte, los movimientos independentistas que se alzaron en África y Asia en contra de las potencias coloniales europeas también intentaban proteger los recursos naturales de la explotación de los gobiernos extranjeros.
3.1 Conservación
El uso controlado y la protección sistemática de los recursos naturales han sido siempre la principal razón para crear parques nacionales. Pero la Gran Depresión y la II Guerra Mundial limitaron los esfuerzos conservacionistas durante la década de 1930 y 1940. Con la llegada de la paz en 1945, los naturalistas promovieron la conservación mediante el establecimiento de parques naturales con mayor intensidad.
En 1930, el movimiento conservacionista británico convenció al Parlamento para que encargara un estudio sobre el establecimiento de parques naturales en el país. Tras la II Guerra Mundial, el informe final fue debatido en el Parlamento, tras lo cual fue aprobada la Ley de Parques Nacionales y Zonas Rurales (1949), mediante la que se promovió la creación de 10 parques nacionales entre 1951 y 1957. Hoy día esos parques no sólo preservan los recursos vegetales y animales, sino también ecosistemas, parajes naturales, formaciones geológicas, lugares de recreo, tesoros arqueológicos y pueblos y ciudades históricas.
En 1971 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Sociedad Zoológica de Nueva York, dos de las muchas organizaciones conservacionistas que promueven la creación y ampliación de parques nacionales, convenció a Etiopía para que estableciese el Parque nacional de los Montes Bale. Este parque de 2.471 km2 comprende el mayor ecosistema alpino de África y preserva montañas, bosques, pantanos y pastos donde viven 64 especies de mamíferos como el antílope de montaña nyala, el lobo simien y el ciervo menelick.
Una organización fundamental en la creación y protección de parques y reservas nacionales desde la década de 1960 ha sido el Fondo Mundial para la Naturaleza, conocido en Norteamérica como Fondo Mundial para la Vida Salvaje (World Wildlife Fund, WWF). Uno de los mayores logros del WWF sucedió en 1973, cuando la organización ayudó al gobierno indio a organizar el Proyecto Tigre, un programa para proteger a los tigres y su hábitat. Los tigres están amenazados de extinción en toda Asia por el mercado negro que trafica con sus órganos, muy apreciados en las medicinas tradicionales de la región, y por la deforestación y el aumento demográfico, que han reducido su hábitat y la capacidad de capturar presas. Los esfuerzos para recuperar las poblaciones de tigres incluyen la conservación de las aguas, los suelos y la vegetación, que beneficia igualmente a todo el ecosistema.
Importantes áreas de varias docenas de pluvisilvas tropicales localizadas en África central y occidental, el Sureste asiático y Sudamérica han sido protegidas mediante la creación de reservas o parques naturales a través de la campaña lanzada por el WWF desde 1975. El WWF jugó un papel fundamental en la creación en 1991 del Parque nacional Cross River, que con sus 3.999 km2 representa el santuario para la última población de gorilas de llanura de Nigeria. Desde 1985, el WWF ha invertido más de 1.100 millones de dólares en 11.000 proyectos en todo el mundo.
Respondiendo a las crecientes preocupaciones medioambientales, Estados Unidos creó en 1974 sus primeras reservas nacionales para proteger una amplia gama de recursos animales y vegetales. En 1980 se añadieron a los ya existentes varios parques nacionales que incluían grandes territorios salvajes en Alaska.
En 1996 se estableció una enorme reserva nacional para la conservación de la vida salvaje en la república siberiana de Yakutia, también conocida como Saja. El frágil ecosistema ártico comprendido en los 699.297 km2 de la reserva proporciona un hábitat para las amenazadas grullas siberianas, los osos polares, los renos y las morsas.
3.2 Nacionalismo
Desde el final de la II Guerra Mundial han surgido docenas de naciones en el mundo. El espíritu del nacionalismo (un deseo de independencia nacional, frecuentemente relacionado con una identidad étnica o singular) que alimentó el surgimiento de estas naciones, también impulsó las aspiraciones conservacionistas en muchos de esos países. Las nuevas naciones heredaron y mantuvieron los objetivos conservacionistas de los gobiernos coloniales que les precedieron y finalmente desarrollaron parques y reservas nacionales en su propio interés.
El nacionalismo no siempre ha beneficiado la existencia de los parques nacionales. La necesidad de desarrollar las economías y los presupuestos de defensa, a menudo a costa de los recursos naturales, junto con los conflictos entre naciones, han sido incompatibles con los programas conservacionistas. Sin embargo, en los últimos cincuenta años se ha llegado a entender como motivo de orgullo nacional el preservar y aumentar los recursos nacionales en el interior de las fronteras nacionales.
En Ucrania existían cotos imperiales de caza desde 1913. Pero este país no ha protegido de manera activa su hábitat natural hasta que aprobó la legislación sobre actividades madereras en 1979 y después la Ley de Protección y Uso de la Naturaleza en 1981. Los esfuerzos conservacionistas se han incrementado desde que Ucrania declaró su independencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991.
Estonia, que también abandonó la Unión Soviética en 1991, creó dos años después el Parque nacional Karula, de 104 km2, para proteger un espacio natural de pequeñas granjas, colinas y lagos. La mayor parte del parque está cubierta por distintos tipos de bosque que van desde los bosques pantanosos hasta los pinares en terreno seco y arenoso. Lobos, alces, nutrias, castores, águilas doradas y cigüeñas negras están entre las especies que tienen su hogar allí. El parque preserva también las características pequeñas granjas de la región, que escaparon a la sovietización agraria.
En el sur de África, Botsuana accedió a la independencia de Gran Bretaña en 1966 y desde entonces ha dedicado el 17% de su territorio a parques nacionales o reservas cinegéticas. Muchos de los parques están en la región del delta del Okavango, una llanura feraz durante la época de las lluvias que alberga una gran cantidad de vida salvaje. Botsuana protege y, a la vez, se aprovecha de estos recursos naturales. Los turistas desembolsan decenas de millones de dólares en el país anualmente en safaris fotográficos y cinegéticos.
3.3 Preservación histórica y educación
Junto con el nacionalismo creció el interés y el orgullo patrio por los sucesos históricos. Naciones de todo el mundo preservaron lugares emblemáticos marcados por antecedentes históricos. En la región de Klondike (compartida por Estados Unidos y Canadá), el Parque histórico nacional de la Fiebre del Oro (1976) protege 10 km2 de senderos en el extremo norte de Alaska por donde los buscadores de oro accedían al Territorio del Yukón en la legendaria estampida de 1897-1898. En Guatemala, el Parque nacional Tikal (1957) protege un área de 5.757 km2 alrededor de la antigua ciudad maya de Tikal, donde vivían más de 10.000 personas hacia el 900 d.C. y que en la actualidad es el hábitat de 300 especies de aves que anidan en los cedros y las caobas.
Noruega protege los restos arqueológicos de varias estaciones balleneras y cementerios del siglo XVII en el Parque nacional del Noroeste de Spitsbergen (1973), que con una superficie de 3.560 km2 se extiende por el archipiélago Svalbard. España da especial énfasis a la educación junto con la estricta preservación de varios de sus parques nacionales. Así, dentro del Parque nacional de Covadonga (creado en 1918 y en la actualidad denominado Parque nacional Picos de Europa), un santuario histórico conmemora la batalla de Covadonga, que tuvo lugar en el año 722 entre tropas cristianas y musulmanas, además de cuevas con pinturas prehistóricas. Este parque de 646 km2 alberga águilas imperiales, buitres, azores, halcones peregrinos y otras rapaces, docenas de especies de mariposas y 40 especies de orquídeas.
4 Retos a los que se enfrentan los parques nacionales
A pesar de la protección oficial que les garantizan los gobiernos, los parques y reservas nacionales de todo el mundo se enfrentan a amenazas procedentes de más allá de sus límites. Estas amenazas van desde la explotación forestal, la actividad minera y el pastoreo hasta el crecimiento de la presión demográfica en sus alrededores. Además, el furtivismo, es decir la captura ilegal de fauna salvaje en el interior de un parque nacional o de una reserva, mueve un negocio de unos 5.000 millones anualmente en el mundo.

4.1 Amenazas procedentes del desarrollo, la sobreexplotación y los usos múltiples
En Estados Unidos el humedal de los Everglades, situado en el estado de Florida y con una extensión de 6.097 km2, se encontraba en peligro debido al desarrollo económico de la zona antes de que ésta fuese declarada parque nacional en 1947. Pese a ello, continuó la construcción de canales y diques para proporcionar abastecimiento a las poblaciones situadas aguas arriba del parque, lo que supuso el estrangulamiento poco a poco de esta región pantanosa. Las canalizaciones alteraban el flujo natural del agua del lago Okeechobee, que alimentaba el frágil ecosistema del parque, hacia los Everglades. Las granjas cercanas al parque agravaban el problema utilizando otros flujos naturales para regar sus cosechas y devolviéndolos luego al parque contaminados con fertilizantes. En un intento por restaurar los flujos naturales del parque, el presidente Bill Clinton autorizó en la década de 1990 la expropiación federal de 510 km2 de terreno agrícola adyacente.
La actividad minera y la contaminación de los acuíferos consecuencia de aquélla amenazan a varias reservas en la India. En 1992 se permitió la explotación minera en el interior de la Reserva de tigres de Sariska (1958), que tiene una extensión de 492 km2. La tala, que destruye los hábitats forestales y contamina el agua al permitir la erosión del suelo, y algunos proyectos hidráulicos para regadío y previsión de inundaciones fueron permitidos en la Reserva de tigres de Melghat (1985), que se extiende por 1.598 km2.
La caza y la tala amenazan, asimismo, áreas protegidas en el norte de Argentina, mientras que el turismo masivo degrada sus parques y reservas meridionales. La ganadería extensiva perjudica otras áreas protegidas en todo el país.
A medida que el número de visitantes a los parques nacionales de todo el mundo aumenta, crecen también los conflictos entre turistas, científicos y la naturaleza. Los coches, los camiones y los vehículos de recreo atestan los destinos más populares, ensuciando el entorno natural con emisiones contaminantes, basura y ruido. Los grupos numerosos de excursionistas deterioran las sendas de los parques. Muchos visitantes destrozan plantas autóctonas al salirse de las rutas convenidas, y otros llevan consigo otras plantas exógenas que son peligrosas para las especies del lugar.
Los furtivos no respetan los límites de los parques y reservas nacionales. En África, el rinoceronte negro se enfrenta a la extinción porque los furtivos venden sus cuernos, apreciados en la medicina tradicional de la región. Se matan elefantes por su marfil a pesar de la prohibición mundial en cuanto a su tráfico. Tanto los elefantes como las jirafas son cazados por su carne. Se capturan loros salvajes y reptiles para venderlos como mascotas, cocodrilos y serpientes por su piel, y monos para ser vendidos a circos y parques zoológicos.
4.2 Protección de los corredores naturales de migración
Las fronteras políticas que definen la silueta de los parques y reservas naturales no pueden restringir las migraciones naturales de la fauna salvaje. Los corredores de migración, rutas que siguen algunos animales anualmente entre sus hábitats de verano e invierno y en épocas de cría, les llevan a menudo más allá de las áreas protegidas. Como resultado, la fauna que se aventura más allá de un determinado santuario puede llegar a colisionar con otros animales o con humanos en áreas no protegidas.
La tala, la minería y la explotación de yacimientos petrolíferos y de gas natural cerca de algunos parques nacionales en las provincias occidentales de Canadá, interceptan los corredores naturales de migración y destruyen los hábitats naturales más allá de las áreas protegidas. Estas actividades afectan a las manadas de caribúes que necesitan sus antiguos bosques como lugares de ramoneo, refugio y cría.
4.3 Biodiversidad protegida
Los parques nacionales cuya creación está fundamentada en el concepto de biodiversidad intentan proteger la totalidad de los recursos naturales que están en el interior de sus límites. Esto implica gestionar las especies animales y vegetales para asegurar su biodiversidad. Sin embargo, esta protección de la biodiversidad suele provocar conflictos con el acceso público a los parques nacionales, cuyos gestores están interesados también en el acceso a los mismos de los visitantes, además de en la conservación de la naturaleza.
El fuego juega un papel natural en la biodiversidad al aclarar espacios en los bosques para la renovación del crecimiento de hierbas, flores y árboles. Este nuevo crecimiento beneficia a la naturaleza porque crea nuevas zonas de pasto y acecho. Sin embargo, aunque los fuegos provocados por los rayos en algunas áreas remotas no se apagan, sí que son combatidos si se acercan a áreas pobladas o a los parques naturales.
4.4 Financiación de los parques y reservas
Las reducciones presupuestarias estatales han afectado a los parques y reservas nacionales en casi todos los países debido a la elevación de los costes sanitarios y educativos y a la importancia que han adquirido las pensiones para jubilados y personas con escasos ingresos en el conjunto de los sistemas impositivos nacionales; pese a ello, a los parques nacionales de todo el mundo se les exige que cumplan con los programas de conservación y las facilidades de visita.
En Estados Unidos, los recortes del Congreso al Servicio de Parques Nacionales han impedido que se contrate a un número suficiente de guardabosques, afectando de igual modo al mantenimiento de carreteras y edificios, así como a las exposiciones educativas y al desarrollo de las investigaciones científicas. La falta de fondos redujo el número de personal fijo y eventual, limitó la temporada de visitas en algunos parques y provocó el cierre de campings de muchos otros.
La gestión de parques naturales en algunos países europeos y sudamericanos está limitada, de igual modo, por los recortes presupuestarios. Muchos países africanos ni siquiera pueden costear el número necesario de guardas. Los problemas de financiación han afectado a la protección del tigre tanto en la India como en Rusia. Los parques y reservas de China sufren a causa de la presión demográfica y de la falta de una gestión científica, que acaba provocando deforestación y hábitats fragmentados (hábitats divididos por la explotación de los recursos naturales o por proyectos agrícolas o de viviendas) alrededor de las áreas protegidas.
5 Parques nacionales del mundo
La siguiente relación destaca algunos de los parques nacionales más importantes del mundo. Otros ya han sido descritos a lo largo de este artículo.
5.1 Norteamérica
En el subcontinente norteamericano hay más tierra protegida a través de parques y reservas nacionales que en ningún otro lugar del mundo. En el Parque nacional Yellowstone, el Gran Cañón del Yellowstone, con sus dos espectaculares cataratas, atraviesa una ancha llanura, que constituye el hábitat de osos grizzly, bisontes, alces y una creciente población de lobos. Más de 10.000 géiseres y manantiales motean el escarpado paisaje, y lo convierten en la región geotérmica más grande del mundo.
El Parque nacional Great Smoky Mountains (1930) protege 130 especies arbóreas y 26 especies de salamandras en sus 2.105 km2 de bosques vírgenes pertenecientes a los estados de Kentucky y Tennessee. En Alaska, la Reserva y Parque nacional Denali (1917) comprende 24.590 km2 y protege un hábitat de tundra subártica para osos negros y grizzly, caribúes, nutrias, lobos y águilas calvas. El parque alberga al monte McKinley, que con sus 6.194 m es el pico más elevado de Norteamérica.
El Parque nacional del Búfalo de los Bosques (1922) —que se extiende por territorio canadiense a lo largo de 44.802 km2, desde la provincia de Alberta hasta el Territorio del Noroeste— es el santuario donde se producen las mayores concentraciones de búfalo de bosque y lobos. El Parque nacional Grasslands (1981), en Saskatchewan, preserva 907 km2 de praderas. Los 10.000 km2 de tundra ártica del Parque nacional Ivvavik, (1922), en los Territorios del Noroeste, proporciona un refugio a una manada de caribúes puercoespín de 152.000 cabezas.
5.2 Centroamérica
Los parques nacionales de Centroamérica protegen pluvisilvas tropicales con una diversidad aparentemente infinita de plantas y animales. Cientos de reptiles, anfibios y aves habitan en estos densos bosques. Costa Rica estableció su red de parques en 1970 para revertir la paulatina destrucción de sus áreas salvajes. Parques nacionales, reservas para pueblos indígenas, reservas biológicas que protegen una vasta diversidad de plantas y corredores y refugios naturales ocupan actualmente más de la cuarta parte de la superficie del país. La diversidad dentro de estos parques va desde los bosques tropicales húmedos y las sabanas hasta los arrecifes de coral. Los parques de Costa Rica albergan más de 800 especies de aves, 10.000 de insectos y 9.000 de plantas, entre las cuales hay 1.200 variedades de orquídeas. Por estas áreas protegidas vagabundean jaguares, ocelotes, margay, pumas y gatos-tigre.
Los turistas pueden visitar dos cráteres volcánicos en el Parque nacional Volcán Poás (1971), que ocupa una superficie de 56 km2. Uno de ellos se caracteriza por la presencia de géiseres y fumarolas, mientras que el otro permanece dormido, lleno con las aguas profundamente azules de un lago. En la Reserva biológica del Bosque Nuboso de Monteverde (1950), perezosos de tres dedos, jaguares y diminutas orquídeas son partes de los complejos ecosistemas que se desarrollan bajo la cobertera vegetal de estos 119 km2 de pluvisilva protegida.
5.3 Sudamérica
El río Amazonas, que alberga miles de ecosistemas en su red fluvial y en sus bosques tropicales, domina el paisaje sudamericano con sus 6.400 km de longitud. Las precipitaciones anuales en la cabecera del Amazonas pueden exceder los 3 m, y el río desagua en el océano Atlántico una sexta parte del agua dulce de todo el mundo.
Cerca de las fuentes del Amazonas, en el sector peruano de la cordillera de los Andes, se encuentra la Reserva de la Biosfera del Manú (1973), que se extiende a lo largo de 18.907 km2. Manú es una combinación de parque nacional (15.328 km2 de superficie), reserva natural y zona cultural habitada. La zona cultural habitada protege el modo de vida tradicional de los pueblos indígenas que viven y cultivan en la zona, mientras que la reserva está abierta a la investigación científica y al turismo. La reserva de la biosfera (un grupo de ecosistemas interdependientes propio de la región) incluye laderas herbosas y sin árboles que alcanzan los 3.965 m de altura, bosques de tierras áridas formados por pequeños grupos dispersos de árboles, pantanos y orquídeas, y densas pluvisilvas que albergan docenas de plantas, algunas coetáneas con algunos de los más antiguos periodos glaciales. Macacos, búhos crestados, cigüeñas, monos y serpientes están entre las especies que pueblan el bosque de caoba y cedro tropical. La vida acuática del río Manú y sus afluentes, que desembocan en el Amazonas, incluye tortugas, pirañas, rayas y caimanes.
Medicinas para diversas enfermedades son sintetizadas a partir de la flora existente en esta reserva de la biosfera. Más del 25% de la farmacopea actual proviene de plantas tropicales, de las que sin embargo sólo un 10% ha sido identificado, y sólo 1% investigado para su uso médico.
5.4 Europa
A diferencia de los parques nacionales de Norteamérica y Sudamérica, no todos los parques británicos son de propiedad estatal o están administrados con el objeto de desarrollar el turismo y la protección de la naturaleza. Muchos son privados y comprenden antiguas aldeas. Así sucede con el Parque nacional del Distrito de los Lagos (1951; 2.280 km2), caracterizado por la presencia de aldeas, granjas, canteras y minas, dispersas por el parque. En las granjas se crían ciervos rojos, zorros, cisnes y truchas. El parque también incluye cientos de lagos que le dan nombre y el pico más elevado de Inglaterra, el Scafell (978 m). El Parque nacional del Distrito de los Picos (1951; 1.404 km2) y el Parque nacional de Exmoor (1954; 686 km2) muestran ruinas de piedra y argamasa y túmulos funerarios de las edades de piedra, hierro y bronce.
Los parques nacionales de Noruega protegen colonias de aves marinas, morsas y renos. El Parque nacional Forlandet (1973) ocupa la superficie de la estrecha isla homónima, que incluye varios glaciares pequeños que cuelgan de altos picachos. La isla, de 640 km2, está en el extremo más septentrional de la corriente del Golfo, que crea un clima templado, lo que le convierte en un importante lugar de reunión de ocas guillemot. De este hábitat dependen también focas, patos salvajes y gansos.
El Parque nacional de Doñana (1969) proporciona un refugio de 750 km2 para las aves de paso del norte de Europa que van a anidar a África. Los últimos linces del sur de Europa tienen también allí su refugio.
5.5 África
Muchos parques nacionales de Africa sirven como valiosas “cuencas hidrográficas”, evitando la erosión mientras mantienen sus desagües naturales. Muchas manadas de mamíferos de la sabana crean canales en la tierra con sus pezuñas durante sus vagabundeos en los parques. En la estación de las lluvias estos canales se llenan de agua y proporcionan alimento a la vegetación existente. Además, estos peculiares canales llevarán el agua a los ríos, los abrevaderos y los lagos de las tierras protegidas.
El Parque nacional Hwange, el más grande de Zimbabue, fue fundado en 1929, en gran medida porque sus pobres suelos no permitían su aprovechamiento agrícola. A pesar de estas condiciones, ahora se desarrolla la vida salvaje en sus 14.620 km2 de superficie. A mediados de la década de 1970 vagabundeaban por el parque alrededor de 20.000 elefantes, pero desde entonces un programa de caza selectiva ha reducido esa cifra a unos 12.000, para reducir el impacto de estos animales sobre la vegetación del parque. El Parque nacional Hwange alberga, además, búfalos, cebras, jirafas, antílopes sable y kudu e impalas. Se han introducido con éxito rinocerontes blancos y negros y en las charcas y abrevaderos del parque residen hipopótamos y cocodrilos. También existen predadores como leones y leopardos.
5.6 Asia
El Parque nacional de Corbett se convirtió en el primer espacio protegido con tal categoría de la India en 1936. Aunque se trata fundamentalmente de una reserva para tigres, el parque, con 525 km2 de extensión, protege también leopardos, varias especies de monos, cocodrilos, pájaros mina, papagayos y pájaros carpinteros. Es más fácil ver tigres en el Parque nacional Ranthambore (1980; 392 km2) que en cualquiera de los otros parques de la India. Se les puede ver bebiendo en los lagos del parque e incluso merodeando en las cercanías del Fuerte Ranthambore, que fue construido cuando el terreno del parque era un coto privado de caza de la realeza.
El gobierno indio trabaja también para salvar al león asiático, un pariente menor del león africano. El único hábitat natural que le queda al león asiático es el Parque nacional y Santuario de vida salvaje Gir (creado en 1975 y con una extensión de 259 km2), donde vive este felino en densos bosques de teca, ver, jamun y babul. En tiempos, el área por el que se extendía el león asiático abarcaba desde el Oriente Próximo hasta la India, pero la caza redujo su población a menos de 100 ejemplares a finales del siglo XIX. Los programas de protección ayudaron a que la población en libertad se recuperase hasta los 300 ejemplares en 1996.
Otra nación asiática que trabaja en la protección del tigre es Nepal. En 1980, el gobierno lanzó un proyecto de protección a largo plazo en el Parque nacional de Royal Chitwan (1973) para estudiar la población, hábitat y conservación de los tigres.
El parque nacional más grande de Malaysia es el Gunung Mulu (1974), que abarca 529 km2 de superficie. Es el lugar donde existe el sistema de cuevas calizas más grande del mundo, con más de 200 km de pasadizos subterráneos naturales. En la superficie hay 15 tipos diferentes de bosques, con miles de plantas, pantanos y musgos, incluyendo 170 especies de orquídeas salvajes y 10 especies de plantas insectívoras.
China no empezó a establecer áreas protegidas hasta la fundación, en 1956, de la Reserva natural de Zhaoging Dinghushan, de 11 km2 de superficie, en la provincia de Guangdong. Aunque China tiene en la actualidad 463 áreas protegidas, la calidad de las mismas dista de las de otras naciones asiáticas. Los límites mal definidos, el furtivismo, la tala, la minería, la construcción, la sobreexplotación de los pastos y la creciente presión demográfica amenazan muchas áreas protegidas por sus hábitats naturales en el país.
5.7 Oceanía
Las diseminadas islas que se extienden a lo largo del ecuador en el sector occidental del océano Pacífico, conocidas colectivamente como Oceanía, poseen una gran diversidad de parques y reservas. Las islas y las aguas litorales de Oceanía albergan más de 2.000 ecosistemas, que varían desde arrecifes litorales a densas selvas tropicales.
El Parque marino de la Gran Barrera de Arrecifes (1979), que cubre una superficie de 343.784 km2 del mar del Coral, está situado frente a la costa oriental de la isla-continente de Australia. Grandes poblaciones de peces y mamíferos marinos viven entre los arrecifes de coral de brillantes colores. El Parque nacional Iron Range (1977) cubre 346 km2 de bosque tropical australiano. El área protegida más grande del continente el Parque nacional Kakadu (1979) comprende unos 20.000 km2 de distintos hábitats adquiridos a los pueblos aborígenes. Situado en la costa, frente al mar de Timor y al este de la ciudad de Darwin, el Parque nacional Kakadu incluye pantanos, pastos, bosques de eucaliptos y barrancas. Alberga a un tercio de las especies vegetales y animales del continente, incluyendo cocodrilos de agua salada, lagartijas listadas, zorros voladores y wallaroos negros, parientes de los canguros. Pinturas aborígenes de entre 20.000 y 35.000 años de antigüedad aparecen en algunas de las paredes rocosas del parque.
En la cercana Nueva Zelanda, hay picos nevados de hasta 3.776 m de altitud en el Parque nacional del Monte Cook (1953; 700 km2 de extensión). A gran distancia de allí, dos volcanes activos, el Kilauea y el Mauna Loa vomitan fuego, humo y ríos de lava en el Parque nacional de los Volcanes Hawaianos, creado en 1961 y con 927 km2 de extensión.